Como familia teresiana nace de cada uno de nosotros para con los demás, basándonos en las necesidades de las demás personas para así ayudarlos a favorecer su desarrollo, trascendiendo a todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales, culturales. Hace sentir en nuestro interior la conciencia de una “familia” al resto de la humanidad:
implica afecto, la fidelidad del amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, todo eso puede no constituir propiamente un deber de justicia, pero si es un deber de solidaridad para con las demás personas.
Componentes esenciales:
1º Compasión: porque la solidaridad es un sentimiento que orienta el modo de ver y acercarse a la realidad humana y social, condiciona la perspectiva y el horizonte. Nos hace ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón. Conlleva un sentimiento de fraternidad, de sentir la empatía por el dolor de los otros.
2º Reconocimiento: no toda compasión genera solidaridad, sólo aquella que reconoce al otro en su dignidad de persona.
3º Universalidad: “La desnudez del rostro”, la indigencia es toda la humanidad y simboliza la condición de pobreza de esfera intimista y privada.
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